El viernes, 3 de marzo, 'Amor propio': El marido de Juana es director de una sucursal bancaria y lleva varios meses preparando un gran desfalco. La noche en que da el golpe desaparece. Entonces Juana, que no sabe nada del asunto, tendrá que dar la cara ante el juez y los directivos del banco.
El viernes, 10 de marzo, 'Mataharis': Carmen, Inés y Eva son detectives privados pero no llevan sombrero ni pistola, sino que hacen la compra, cambian pañales y tratan de conservar a su pareja. Mientras trabajan desvelando secretos ajenos, las tres descubrirán que hay mentiras propias que no han sabido ver y verdades que es mejor no revelar.
El viernes, 17 de marzo, 'Matador': Un torero que se ha visto forzado a retirarse prematuramente debido a una cogida, se da cuenta de que su obsesión por matar no desaparece, solo que ahora su objetivo serán las mujeres. Hacer el amor y matar en el último instante es lo más parecido al inefable placer de una tarde en la plaza de toros. El problema se agrava cuando conoce a María, una mujer con tendencias similares a las suyas.
El viernes, 24 de marzo, 'Pudor': Historia sobre los deseos, obsesiones, secretos y miedos que no confesamos ni siquiera a quienes más queremos. Ese pudor conduce a la incomunicación y a la soledad. Los personajes son miembros de una familia de clase media que se está desmoronando: el padre oculta que tiene una enfermedad incurable, la madre es una mujer frustrada, al abuelo el amor le brinda una última oportunidad y la hija vive en un estado de confusión típico de la pubertad. Al igual que ocurre en muchas familias, los personajes sufren la peor de las soledades: la soledad en compañía.
El viernes, 31 de marzo, 'Chechu y familia': Una mañana de agosto, los padres de Chechu salen de viaje y dejan en casa al abuelo, al tío, al jardinero, la cocinera, la doncella y al novio de ésta. Cada cual intenta aprovechar la libertad y conseguir su sueño anhelado: el de Chechu es dejar de ser un niño, y cree que sólo lo logrará perdiendo su virginidad con la doncella, pero su novio no está de acuerdo... Ni el abuelo, ni el tío, ni la mismísima doncella.